mil millones de veces otra vez
he intentado que me quieras mil millones de veces
y me he vuelto a equivocar mil millones más
no tengo nada que decir. o quizás demasiado.
en un minuto se me rompieron (todos) los sueños en quincemil pedazitos.
el minuto que tardé en mandarte a la mierda.
esta mañana me he levantado sin tí,
como siempre. y me pregunto qué era lo que antes me hacía tener cuidado para no despertarte al desenredar las sábanas de mis pies.
ya no te tengo. quizás sea porque nunca te tuve.
sigo pensando que las cosas de verdad son para siempre.
y no me importará volver a sufrir MIL MILLONES DE VECES.
ayúdame a creer que mi vida es esta de verdad. que mi vida es no ir a clase y dormir hasta las 2. que es no salir y mirar por la ventana y acercarme al radiador. ayúdame a flotar... ayúdame a flotar... joder, quién seas, sé que te doy pena!!!!! AYÚDAME A FLOTAR!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
tonterias asquerosas que dios quiera acaben ya...
Tarta de fresa y su hermana Compotita fueron en busca de un mundo mejor. tenían un perro de color rosa y una carretilla llena de frutas silvestres y lechuga romana con salsa César.
una tarde, Tarta de fresa aparcó su vehículo no-motorizado en un árbol y enterró a Compotita entre las bayas y las bananas.
y no volvió más. nunca más. ya no quería mundos mejores ni compañías entrañables. se olvidó de sonreir, de llorar, de mirarte mientras conduces, de pedirte que pongas la radio, de que me traigas agua, de que me compres tabaco, de que dejes el fútbol por mi (alguna tarde que otra).
Tarta de fresa se miraba las manitas una y otra vez. cuando caminaba se le hinchaban y se le enrojecían. y sacaba sus guantes de rayas y seguía andando sin mirar atrás.
el camino se le hizo pesado, insufriblemente largo, eterno, estrecho, lleno de zarzas y de ortigas, de piedras con moho y de maleza.
y qué.
si ya no podemos con esto, qué más da cómo sea el camino
si hay que hacerlo.
siempre hubo que hacerlo.
lo hicimos y lo haremos.
da igual que ya no este Compotita.
aunque me gustaba tu nombre... y tu sonrisa! ... y las cosquillitas que me hacía tu voz cuando me decías que me amabas al oído en un antro lleno de seres vacuos y prehistóricos.